viernes, 2 de agosto de 2013

Restaurante El Ermitaño

RESTAURANTE EL ERMITAÑO



Benavente (Ayuntamiento de Benavente)

Hoy nos vamos hasta la provincia de Zamora, donde podemos encontrar uno de los primeras espadas de la cocina castellana. Su cocinero Pedro Mario goza de fama entre los entendidos de la materia y había que hacerle una vista para incluírla en nuestra guía. 

Para llegar hasta ella tienes que acceder desde la A-6, por la salida 259, y nada mas llegar a la primera rotonda, coger la primera salida y desde allí no tiene pérdida.




El sitio es grande, con un aparcamiento amplio y varios edificios, lo que ya da una idea de lo que nos vamos a encontrar. Lo que mas llama la atención es una pequeña ermita que hay a la entrada, de la que se deriva el nombre del negocio.

Al entrar uno se encuentra con un pequeño bar, un poco oscuro y de decoración muy castiza, desde el que se accede a la primera planta, donde tienen el comedor. Éste, se encuentra dividido en diversas salas, donde el comer se convierte en una celebración de lo más íntimo, lejos de ruidos y molestias que pueden causar otras mesas con niños.

Las salas son amplias, con buenas mesas, sillas cómodas, manteles y servilletas de tela, y mil y un detalles en la mesa. Muy sobrio y minucioso



De entrante la casa nos obsequió con un salmorejo de tomate con huevas de caviar. Mira que yo no soy de salmorejo, pero bueno, he de reconocer que estaba bueno. El contraste del caviar con el tomate y un buen aceite de oliva, es un manjar al que uno no puede decirle que no.



Detrás, pedimos de entrantes dos raciones de jamón ibérico de Guiluelo y dos de canutillos de cecina rellenos de hígado de pato semicocido con dulce de membrillo. El jamón ibérico estaba impresionante, buena ración, con un corte muy fino y acompañado de un pan tostado.



La ración de rollitos de cecina era abundante, con muy buena presentación y muy sabrosos. Lo cierto es que la combinación del salado de la cecina y el paté, junto con el punto dulce del membrillo, casa muy bien. Siempre la había comido con queso de cabra o sola con aceite, pero esta receta nueva, me convenció.



Detrás, cada uno pidió un plato. Uno de ellos fue el lomo de potro asado en sal de cecina, algo que recomendó encarecidamente el encargado de nuestra sala. Y vaya si acertó, aquello era manteca. La ración era de tamaño normal, con unos buenos lomos al punto, sin sangrar, con unas cebollinas glaseadas y una reducción de cerveza. Lo único malo es que quizás se echaba en falta una guarnición con unas patatas o unos pimientos. Muy bueno.



Otros pidieron un solomillo a la plancha al punto de sal. La ración era de tamaño normal, con un par de medallones, jugosos, sabrosos y muy tiernos. Todo ello acompañado de una guarnición de verduras. 



Para otros, la elección fue el lechazo. Al parecer tiene mucha tradición y fama en este local, así que tocaba probarlo. Yo no lo comí, pero los compañeros que si lo hicieron quedaron muy satisfechos, destacando su sabor, perfectamente equiparable al de locales tan afamados como los de Arévalo o Segovia.


Detrás, vinieron los postres. Uno de ellos era Mousse de cerezas picota,sorbete de cerezas picota, sopa de doble nata, bizcocho de cacao al vapor, virutas de chocolate negro y crispys de cereza.


Otro, Bizcocho de chocolate, cremoso de chocolate, panacota de almendra tierna, helado de almendra tierna, salsa de toffe y crujiente de galleta de cacao. Para mi, el mejor


Y finalmente  Yogur de oveja, con mousse de chocolate blanco  ensalada de melocotón al cardamomo, con gelatina líquida de limonada al tomillo y vainilla.

Al final, con cafés y demás, salimos a casi 40 euros por cabeza. Un precio ajustado a la calidad y al servicio que nos ofrecieron. No es un sitio para ir todos los días pero, si en alguna ocasión, uno quiere darse el gusto o un homenaje, merece la pena. Si no aprecias las mezclas de sabores y texturas, o quieres comer en cantidades industriales, no es tu sitio. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario