domingo, 12 de mayo de 2013

Ca Pacita

BAR CA PACITA. 

La Doriga (Concejo de Salas)

Un día de la que volvíamos de trabajar, a un compañero de trabajo, muy curtido en esto de descubrir sitios en donde comer bien, se le ocurrió ir a un pequeño bar que queda en un pueblo situado cerca del acceso a la autovía del Suroccidente asturiano.

Una vez llegados al pueblo de La Doriga, hay que buscar la iglesia del pueblo, en donde tenemos un pequeño aparcamiento para dejar ahí el coche. Ca Pacita es un bar tienda mítico, de los pocos que van quedando en nuestra tierra. Nada más entrar tiene una pequeña terraza desde la que se accede al bar tienda.


Al llegar así, sin previo aviso, no esperábamos que hubiese gran cosa pero nos sorprendieron. Empezaron a ofrecernos potes, platos de aldea, ensaladas.... A mi me sorprendió la lasaña de frixuelos y espinacas, y decidí pedirla. Mi compañero fue a tiro fijo y se pidió unos huevos con patatas y picadillo. Delante, como hacía bastante calor pedimos una ensalada para ir haciendo boca.

Nada más pedir, nos pusieron una tapa de cecina y chorizo de León. Estaba tan buena que acabámos llevándonos un chorizo para casa. Y la cecina no, porque es más delicada, que sino también la llevábamos.

Entre tanto llegó la ensalada, buen tamaño y lo más importante: lechuga, tomate y cebolla del pais. Si a eso lo acompañas de un buen atún, aceitunas y buen aceite, no hay ensalada mala

Tras esto, llegaron los platos. La lasaña parecía poca cosa, pero me costó acabarla. Y mira que la pasta me encanta. De sabor excelente, sabrosa pero sin ese punto de grasona que le dan en tantos sitios. La bechamel al punto, ni muy líquida ni muy espesa. Y las capas de frixuelos le daban un toque muy peculiar de sabor.


El plato de huevos con patatas, jamón y picadillo de mi amigo era enorme. Vamos, que si vas ya sabes que es plato único para la mayoría de las personas.


Tras esto, pedimos de postre una cuajada casera que era tan contundente que no la acabamos. El sabor de cada cucharada era muy intenso, como si fuera concentrado a más no poder. Nada que ver con la que se compra en los supermercados. Y encima, regada con miel casera. Sublime.

Pues por todo esto, mas cuatro tercios de cerveza y dos cafés, pagamos 28€. No es la Tenada, ni Casa Herminia, pero está bastante bien.

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En una nueva visita, hemos de decir que no salimos tan contentos como en la primera. En esta ocasión nos decantamos por unos pimientos rellenos que no nos sorprendieron como la lasaña de frixuelos.


Los pimientos estaban un poco insípidos y al relleno de carne picada le faltaba algo de cocinado aún. Una pena porque los pimientos eran enormes.


De postre un flan de queso con helado, que estaba muy bueno.

Al final, al pagar, esto mas una mixta, 16 euros. Demasiado para el sitio y por una comida que no acabó de convencerme.

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